viernes, 1 de febrero de 2008

Los campesinos mexicanos contra el TLCAN



Desde el principio del año 2008, conforme al capítulo agropecuario del TLCA, los aranceles han sido suprimidos para cuatro productos de primera importancia procedentes de Estados-Unidos y Canadá. Los productores de frijoles, leche, azúcar y sobre todo de maíz –cereal de base de alimentación de los Mexicanos—exigen la renegociación del tratado de libre comercio que México firmo en 1994 y que preveía entre otras cosas la reducción progresiva de los aranceles hasta suprimirlos totalmente en el 2008.
“Cada año, los Estados Unidos distribuyen 49,9 mil millones de dólares de subsidios a sus agricultores, mientras los Mexicanos sólo reciben 5,5 mil millones”, recuerda la Central campesina cardenista, uno de los tres grandes sindicatos del campo. Bajo la influencia del movimiento Sin maíz no hay país el 31 de enero tuvieron lugar marchas y manifestaciones en las sedes locales de la secretaría de Agricultura.
Frente a la productividad y los subsidios de los cuales goza los agricultores estadunidenses, los productos agrícolas mexicanos tienen poca posibilidad de competir. Un campesino mexicano produce 2,4 toneladas de maíz por hectárea mientras un estadunidense produce 8,4 toneladas, es decir casi 4 veces más.
Según los sindicatos de campesinos, la culpa la tienen los sucesivos gobiernos mexicanos que no supieron modernizar el campo. “Necesitamos un mecanismo de control de las importaciones de los cereales desgravados, así como la creación de un fondo trinacional para generar empleos en las zonas marginadas”, pide la Confederación nacional campesina, el más importante gremio campesino. El sector agropecuario ha perdido 5 millones de empleos desde 1991, lo que provocó migraciones masivas hacia el norte del continente.
Además, el 70% se encuentra en una situación de pobreza y el trabajo de la tierra genera cada vez menores ingresos. “En 1994, un salario mínimo permitía adquirir 38 kilos de tortillas. Hoy solamente 6 kilos” recordó Cruz Lopez Aguilar, el presidente de la Confederación nacional campesina.
Más allá de la asimetría económica entre México y sus vecinos del norte, la llegada del maíz norteamericano está percibida como una ofensa a un símbolo nacional. El sociólogo y Relator especial de las Naciones unidas Rodolfo Stavenhagen, opinó que “este movimiento defiende no solamente el maíz mexicano frente a las transnacionales del maíz genéticamente modificado, sino que luchan también contre la transformación de una cultura milenaria de la subsistencia en una producción de etanol para los autos”.
A estas horas, el gobierno de Felipe Calderón se niega a renegociar el TLCAN. Los líderes del movimiento para la soberanía alimentaría han anunciado otras jornadas de movilizaciones. Prevén manifestar frente al Palacio legislativo en el mes de marzo.