lunes, 6 de octubre de 2008

Noche blanca en Paris

Como cada primer sábado de octubre, París festejó la "Noche blanca". En esta ocasión se abrieron muchos museos de noche como el del Quai Branly, una construcción hypermoderna inaugurada en 2006 por el ex presidente Chirac (probablemente su único legado positivo con su oposición a la guerra en Iraq) y que reúne colecciones de artes tradicionales y populares de 4 continentes: Oceanía, África, América y Asia. Obviamente con todas las riquezas que se robaron en los tiempos coloniales, el museo tiene una colección asombrosa como ídolos africanos, estatuas incas o tejidos de oro de extrema oriente.

Los pasillos del museo de noche eran misteriosos y la oscuridad daba una solemnidad a las piezas antiguas. En el sótano del museo, tenían lugares "talleres musicales". Me impacto el "beatbox" que consiste en producir ritmos y sonidos con la boca como único instrumento.
Del otro lado de la ciudad, en la estación de Lyon, donde tradicionalmente sale los trenes para la costa Azul, se podía ver una escena bastante surrealista. Shaad Ali, joven director de cine hindú, rodaba su ultima película, y las inevitables escenas de comedia musical. Así, en el frió parisino, cincuenta bailadoras directamente llegadas de Mumbai repitieron una escena de apenas 1 minuto !

viernes, 2 de mayo de 2008

La feria de San Marcos

Calles llenas de vaqueros, stands de burritos y la gente con chela en la mano, así es el ambiente de la feria de San Marcos que tiene lugar cada año en Aguascalientes, AGS.


El ambiente es realmente diferente del sureste mexicano.
Fuera de la borrachera callejera, hay algunas cositas que ver como conciertos, peleas de gallos y otros espectáculos. Y por supuesto la corrida, que me pareció a la vez magistral y recruel. Obviamente los toreros tienen mucho talento al luchar contra bestias de media tonelada. Sin embargo el espectáculo sería igual de divertido si no acabaran con el toro a pugnalazos.
La buena onda de la fiesta se encuentra en la gran avenida peatonal del centro de la ciudad, cuando llegan los grupos de banda norteña. Los machotes bigotones sacan la cartera para pedir una canción y bailar con la chica que los acompañan.


También está el casino con esta pancarta en la entrada:
Con la cantidad de tipos estilo narco que llegan a la ciudad, esta advertencia no es inutil !
Y el espectáculo más loco fue el concurso de gritos de canción de mariachis en el stand de cervezas. Un presentador rodeado de chicas en bikinis llamaba a la gente para que gritaran de la manera más varonil que pudieran. El ganador fue elegijo por los aplausos del público. Pero cuando el grito era demasiado agudo y se transformada en algo demasiado femenino, se dispararon los insultos...

viernes, 1 de febrero de 2008

Los campesinos mexicanos contra el TLCAN



Desde el principio del año 2008, conforme al capítulo agropecuario del TLCA, los aranceles han sido suprimidos para cuatro productos de primera importancia procedentes de Estados-Unidos y Canadá. Los productores de frijoles, leche, azúcar y sobre todo de maíz –cereal de base de alimentación de los Mexicanos—exigen la renegociación del tratado de libre comercio que México firmo en 1994 y que preveía entre otras cosas la reducción progresiva de los aranceles hasta suprimirlos totalmente en el 2008.
“Cada año, los Estados Unidos distribuyen 49,9 mil millones de dólares de subsidios a sus agricultores, mientras los Mexicanos sólo reciben 5,5 mil millones”, recuerda la Central campesina cardenista, uno de los tres grandes sindicatos del campo. Bajo la influencia del movimiento Sin maíz no hay país el 31 de enero tuvieron lugar marchas y manifestaciones en las sedes locales de la secretaría de Agricultura.
Frente a la productividad y los subsidios de los cuales goza los agricultores estadunidenses, los productos agrícolas mexicanos tienen poca posibilidad de competir. Un campesino mexicano produce 2,4 toneladas de maíz por hectárea mientras un estadunidense produce 8,4 toneladas, es decir casi 4 veces más.
Según los sindicatos de campesinos, la culpa la tienen los sucesivos gobiernos mexicanos que no supieron modernizar el campo. “Necesitamos un mecanismo de control de las importaciones de los cereales desgravados, así como la creación de un fondo trinacional para generar empleos en las zonas marginadas”, pide la Confederación nacional campesina, el más importante gremio campesino. El sector agropecuario ha perdido 5 millones de empleos desde 1991, lo que provocó migraciones masivas hacia el norte del continente.
Además, el 70% se encuentra en una situación de pobreza y el trabajo de la tierra genera cada vez menores ingresos. “En 1994, un salario mínimo permitía adquirir 38 kilos de tortillas. Hoy solamente 6 kilos” recordó Cruz Lopez Aguilar, el presidente de la Confederación nacional campesina.
Más allá de la asimetría económica entre México y sus vecinos del norte, la llegada del maíz norteamericano está percibida como una ofensa a un símbolo nacional. El sociólogo y Relator especial de las Naciones unidas Rodolfo Stavenhagen, opinó que “este movimiento defiende no solamente el maíz mexicano frente a las transnacionales del maíz genéticamente modificado, sino que luchan también contre la transformación de una cultura milenaria de la subsistencia en una producción de etanol para los autos”.
A estas horas, el gobierno de Felipe Calderón se niega a renegociar el TLCAN. Los líderes del movimiento para la soberanía alimentaría han anunciado otras jornadas de movilizaciones. Prevén manifestar frente al Palacio legislativo en el mes de marzo.

jueves, 10 de enero de 2008

Chófer, ¡música!

Un día regresando a mi casa proveniente del centro de Lima, subí a un microbús en el que no había mucha gente. Personalmente, evito tomar un tipo de transporte que, en Lima, recibe la denominación de “combi”; y al tener esta última el techo muy bajo, siempre tengo que encogerme varias veces para poder tomar asiento. Este medio de transporte típico de las metrópolis latinoamericanas es resultado de la falta de medidas necesarias y apropiadas en materia de transportes públicos como las líneas de buses, el metro o el tranvía. Ello se refleja en la cantidad de combis circulantes en la ciudad; así pues, en Lima, existen alrededor de 50000 combis en las calles.

El microbús arrancó con una ruidosa y penosa aceleración al inicio de la avenida Salaverry, la misma que se encontraba descongestionada; es decir, libre de tráfico vehicular. La hora marcaba las 2 de la tarde. Empecé a mirar por la ventana como siempre, en busca de algún afiche que promocionara conciertos, de esos que constan de letras gruesas y coloridas que traen a la memoria los años psicodélicos o de alguna antigua casa de las que me encanta fotografiar.
Pero repentinamente, fui interrumpido por la subida de una niña de apenas diez años. Me sentí muy incómodo al ver sus harapos, su cara polvorienta y su cabello mal peinado. No entendí nada de lo que dijo ella dirigiéndose a los pasajeros. Hablaba con el tono particular que caracteriza a los vendedores de golosinas o cualquier otro producto al interior de los microbuses.

Así pues, luego de haber dicho « que dice así », la niña sacó un peine largo, con el cual empezó a raspar una lata de metal sin papel. Estos objetos, que no son nada fuera de lo común, tocados de manera conjunta, produjeron de un momento al otro un sonido muy claro, al que fácilmente se le podría identificar con aquel propio del güiro. Este último, es un instrumento tradicionalmente tallado en la madera de calabaza y que se caracteriza, entre otras cosas, por presentar estrías. De manera que, se le raspa con un peine para que se origine un ritmo animado que es característico de la cumbia y en general, de la música latinoamericana.
El uso de aquellos instrumentos, de semejante sencillez, -la lata y el peine de plástico- generaba un efecto más miserable aún en esta niña. De pronto, ella empezó a cantar temas quejumbrosos y románticos. Era evidente su esfuerzo vocal para que todos los pasajeros pudieran escuchar aquello que cantaba.
« Amor », « corazón », « yo », « tú » eran las únicas palabras que claramente pude distinguir en medio del estrepitoso ruido vehicular.

Una vez que hubo entonado la última canción, se dirigió a cada asiento para pedir dinero a los pasajeros y, como siempre frente a los mendigos que me piden limosna, me invadió la incomodidad, por unos instantes me quedé perplejo. Si pudiera expresar con una sola palabra aquel estado en el que me sumergí cuando ella se acercó a mí, creo que no podría ser otra que la de “tonto”. Y mientras vacilaba en darle una moneda, la niña, de forma apresurada, bajó del microbús por la puerta delantera.
Este encuentro hizo que me percatara de que los micros han sido para mí, el medio de encuentro con la música peruana. Al hablar de música peruana, no me refiero solamente a la de los grupos nacionales, sino también a los grupos extranjeros cuyas canciones han conquistado el gusto del público peruano por su música. Creo que aún cuando ya no me encuentre en Lima, me podré sentir como el « embrujado », éxito del grupo “Kaliente”, o quizás en algún momento me considere « el gran conquistador », una de las canciones más famosas del grupo “Los Niches” y seguramente se presentarán ocasiones en las que lloraré como el « arbolito » del Grupo Néctar, cuya reciente y trágica desaparición aún conmueve al pueblo peruano. Estos grupos son los que ahora tienen mayor éxito en Radio Panamericana, que parece ser la emisora más popular entre los choferes de transportes públicos limeños.
Ahora bien, puedo decir que son incontables las veces en las que, después de haber corrido para subir al vehículo que se dirigiera por la ruta que yo deseaba emprender, me sentí tranquilizado al escuchar la música salsa, la cumbia y también el merengue. Muchas veces, cuando los bajos emiten a fondo los ritmos de alguna canción exitosa, me doy cuenta de que muchos pasajeros mueven sus labios en silencio. Es la gran diferencia entre el metro de París, donde la gente está ensimismada, puesto que cada quien tiene su lector MP3.; miientras que en Lima, el transporte se convierte en un momento de comunión musical durante la cual, los pasajeros parecen olvidar el tráfico insoportable, las uñas largas y sucias de los cobradores y el manejo asesino de los conductores, al menos, por algunos instantes.

A lo largo de mis viajes, sentí que el ritmo es lo único que hace soportar la brutalidad y el peligro que caracteriza al hecho de movilizarse mediante el transporte público limeño. Tanto para el chofer y el cobrador por un lado, así como para los pasajeros, por el otro, la música permite distraer los sentidos que inevitablemente están expuestos a la agresión del ruido de los cláxones y el olor desagradable de las calles obstruidas.
7 de diciembre del 2007.

Final de juego para los casinos ilegales en el Peru

“Mi meta, al igual que la de muchos, es trabajar un día en Las Vegas. Allá pagan bien”, dice Amelia, quien pensaba primero que el oficio de crupier le habría permitido ganar un poco de dinero. Quería pagar sus estudios de arquitectura en Trujillo. Seis años después, esta muchacha sigue ganándose la vida trabajando de noche en un casino de Miraflores –el barrio turístico de Lima, ya que no encontró trabajo en su especialidad. Ahora trabaja en El Hacienda, que al igual de muchas salas de juego de la capital peruana tiene una fachada kitsch. Cuando cae la noche el contraste es sobrecogedor. Los muros polvorientos de las callejuelas oscuras se ven eclipsadas por los rótulos luminosos con nombres exóticos como Golden Palace, Copacabana o Mardi Gras. Los adornos de cartón piedra en forma de barcos o máscaras de carnaval son imprescindibles, como se observa en la fachada del New York de la avenida Pershing que tiene réplica de la estatua de la libertad.

Estas salas de juego encarnan la ilusión del american dream al alcance de la mano, animando al derroche bajo la señal del azar. En mi opinión, los casinos son una bofetada gigante a aquellos niños que hacen juegos de malabares debajo de los semáforos, a aquellas madres desamparadas o a aquellos ex prisioneros que venden golosinas o piden un empleo en los microbuses.
Sorprendido por esta rareza del paisaje, - ya que nunca antes había visto tal concentración de casinos en una misma ciudad, tanto en Europa como en América Latina-, pregunté a un taxista si es que siempre habían existido tantos casinos en la capital peruana. Y su memoria de limeño que así me respondiera: “Es un fenómeno reciente, aparecieron aproximadamente hace 15 años y cada vez van en aumento”.
Fue precisamente en julio de 1999, cuando el gobierno de Alberto Fujimori promulgó la ley regulando la explotación de los casinos y tragamonedas. Los tres objetivos de la ley consistían en promover el turismo, generar ingresos fiscales y proteger a la población contra los riesgos de los excesos del juego.
Nueve años después, las salas de juegos se distribuyeron por todas partes: tanto en los barrios de clase media baja, como en las zonas lujosas, en los mercados, en provincia o en las grandes avenidas de la capital. Es preciso distinguir entre los casinos propiamente dichos, y las salas tragamonedas. En estas últimas, no hay ruleta ni mesas de poker, black jack o craps. Solamente se encuentran máquinas tragamonedas que funcionan 24 horas al día. En cambio, según la legislación vigente los casinos solamente pueden funcionar de noche. Según las cifras oficiales, el Perú cuenta con 840 salas tragamonedas. Pero el país sólo cuenta con ocho casinos, todos ubicados en Lima.


Una herencia voluminosa

Después de ocho años de confusión jurídica acerca de la apertura de los casinos y tragamonedas, la nueva administración del ministerio del Comercio exterior y Turismo (MINCETUR) decidió retomar el control sobre la actividad. Una amplia actividad de recuperación tributaria se puso en marcha para acabar con años de amnistía. En 2006, las salas de juegos generaron en ventas más de 700 millones de soles. Hasta el presente año el Estado solo percibía alrededor de 3 millones de soles de impuestos, ya que dominaba la evasión fiscal.
En el MINCETUR, la cuestión de los casinos y tragamonedas era considerada hasta entonces como el “patito feo”, como lo confiesa el director de casinos y tragamonedas del Perú, Manuel San Román. Este alto funcionario fue nombrado hace un año y medio para hacer un barrido en el ámbito de los casinos. Hasta entonces, muchas salas de juegos operaban principalmente gracias a unos jueces de provincia, quienes habían distribuido autorizaciones de explotación. Hoy existen muchas sospechas de corrupción acerca de dichos jueces. Aquellos últimos años, los operadores de casinos multiplicaron las acciones de amparo para sustraerse al proceso de autorización del Ministerio de Turismo. “Los operadores sacaron sus autorizaciones nacionales en unos tribunales de provincia donde, a veces, ni siquiera había luz. Y los jueces les decían que estaban autorizadas a explotar máquinas tragamonedas en la localidad y en todo el Perú”, explicó el director de casinos y tragamonedas.
Dicho de otra manera, las licencias no provenían del MINCETUR, sino de los tribunales de provincia. San Román explica que la estrategia de la nueva ministra del Turismo era decir: “No puede ser que el poder judicial reemplace las funciones del ministerio. Por eso se planteó una demanda competencial, porque el poder judicial había asumido las competencias que correspondían al ministerio. Entonces el ministerio demandó al poder judicial. A todo el mundo le parecía ilógico, “el Estado denunciando al Estado”, el Tribunal constitucional nos dio la razón al final: todas estas acciones de amparo quedaron nulas y sin efecto”, dice el director de Casinos y tragamonedas.
Y hoy, ¿qué ha sido de estos jueces?
Manuel San Román recuerda una conversación con el presidente de la Corte Suprema. “Fuimos a ver el presidente de la Corte Suprema quien nos dijo: Yo tengo 2000 jueces en el Perú, quizás 20 jueces vulneraron este tema. Ahora muchos de éstos han sido denunciados por nuestra procuradora ad hoc, y muchas veces el poder judicial ha declarado fundada la denuncia del ministerio”.
Esta resolución judicial permitió al MINCETUR retomar el control sobre las autorizaciones de apertura de casinos. Entre diciembre de 2006 y marzo de 2007, los operadores tuvieron 90 días para formalizarse. Y como muchas veces en el Perú, la gente esperó el último día. Todos se dijeron “tenemos que ir, porque si no, nos cierran”.

Incautaciones

Hoy, la división “casinos y tragamonedas” del ministerio de Turismo se dedica principalmente a expedir autorizaciones y hacer investigaciones de homologación. Para obtener un certificado, las máquinas tragamonedas, después de millones de jugadas, deben de haber devuelto el 85 % de las apuestas al público. Los establecimientos, por su parte, deben cumplir con las normas de seguridad y prohibir la entrada a menores de edad. La ley les obliga también (para los que van a ser construidos) el estar ubicados a más de 150 metros de las escuelas y templos. Paralelamente se lleva a cabo una investigación financiera para determinar si la empresa propietaria es sana.
Y ante la pregunta “¿no teme usted el lavado de dinero?”, San Román asegura: “En el último reporte de la Unidad de investigación financiera, se señala que no hay caso sospechoso dentro de la actividad”.
La labor de formalización supone también hacer pagar los impuestos de las salas que intentan evadir. Actualmente, los resultados de la recaudación fiscal que logró Manuel San Román le permiten estar orgulloso de su gestión. Desde su llegada al ministerio, el importe total aumento de 3 a 12 millones de soles mensuales. “Calculamos que con las 60.000 máquinas que hay en el mercado, lo máximo que podemos tener al mes son 16 millones de soles recaudos de impuestos”.
Según el reparto fijado por la ley, el 15% del impuesto sobre las tragamonedas va directamente al presupuesto del ministerio de Turismo. El incremento de los recursos del ministerio induce al Sr. San Román a solicitar medios adicionales para las operaciones de incautación. Cuando el administrador del ministerio visita a San Román de manera improvisada, este último le cuenta la necesidad de adquirir nuevos vehículos. “El otro día, durante un operativo en San Martín de Porres, tuvimos problemas con una de las camionetas. ¡Y la prensa estaba allí!”. Un día vamos a tener que empujarlas”, ironiza uno de sus asistentes.
Las salas tragamonedas que no han presentado peticiones de autorización están condenadas a la clausura. Regularmente, el MINCETUR organiza operativos de decomisos en los que interviene la policía. Y es que a veces la puesta en marcha de tales operativos no pasa sin percances. “Una vez cerramos una sala en Santipo porque no se había presentado al proceso de formalización. Pero cuando cerramos y sacamos las máquinas, el pueblo se nos vino encima. ¿Por qué? Porque el operador de esta sala ayudaba al pueblo: donaba dinero para sus eventos, se había convertido en una autoridad”, recuerda San Román.
Otra función del Ing. San Román consiste en luchar contra las máquinas chinas que se hallan en las panaderías, los mercados y las bodegas. Destinadas a los niños, son fabricadas de manera artesanal y muchas veces adornadas con dibujos de Pokemon u otras figuras de caricaturas populares. Las autoridades temen que siembren el germen de la obsesión por el juego entre los más jóvenes. El director de casinos y tragamonedas hace un llamado de atención para que, en tales casos, denunciaran la presencia de dichas máquinas. Dos veces a la semana, el ministerio decomisa y destruye estas máquinas chinas.Más allá de la clandestinidad económica que implican, las tragamonedas para niños representan el riesgo de convertirlos en yonquis del juego. Al liberar los casinos en 1999, se tomó en cuenta la lucha por los efectos negativos del juego de azar. Las autoridades sabían perfectamente que el desarrollo de este tipo de juegos generaría efectos perversos. La ley de 1999 obligaba, entre otros objetivos, dedicar una parte del impuesto sobre los casinos a campañas de prevención contra el juego compulsivo.

Incurable

“¿Ha perdido tiempo de estudios o trabajo debido al juego? ¿Apuesta para escaparse de sus preocupaciones o problemas? ¿Apostó para conseguir dinero con el fin de solucionar dificultades financieras?”. Estas preguntas las entabla un folleto titulado “Por un juego responsable”, distribuido en los casinos. Está hecho por los profesionales de las salas de juegos, quienes pretenden responsabilizar a los jugadores y favorecer la lucha contra la ludopatía. Esta palabra, del origen latín ludare (que significa jugar), denomina la patología psicológica del jugador compulsivo. Poco a poco se fue incrementando la preocupación de las autoridades, aunque ello resulte insuficiente ante el desconocimiento de las cifras sobre el tema a escala nacional; ya que el Perú todavía carece de estadísticas acerca de esta enfermedad.
Sin embargo, en el Centro Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas – CEDRO – el balance no da lugar a réplicas. “Desde el año 2000, las estadísticas muestran que esta adicción se ha convertido en un problema de salud pública. Hay una coincidencia con el aumento del número de salas de juegos”. Hace 19 años que existe el centro y “con el tiempo ha venido cada vez más gente con problemas de juego. La demanda en términos de cuidados se ha incrementado, y es por eso que hemos creado un servicio especializado”, explica Alonso Vergara Tassara, psicólogo especialista en el tratamiento de las adicciones vinculadas con los juegos de azar.
La prevención es tanto más necesaria en la medida que “no se puede curar el vicio del juego. La única manera de salir de la ludopatía es adquirir y reforzar las capacidades de resistencia del individuo para controlar las situaciones que empujan a jugar”, advierte el especialista.
Sin embargo la preocupación de las autoridades parece reciente. Por el momento, los profesionales de la salud observan que poco se ha avanzado en términos de prevención. « Si no se lleva una política de mano dura, el número de máquinas tragamonedas irá incrementándose y va provocar que la ludopatía se agudice de manera general. Debe de haber afiches que recuerden que jugar en exceso es dañino para la salud. Pero por el momento no veo nada. Miren el Atlantic City recién instalado en la avenida Benavides en Lima, es un mastodonte”, dice Vergara. El psicólogo sugiere la difusión de spots televisivos y de mensajes semejantes a los que hay en los paquetes de cigarros.

Ludópata

Los diferentes motivos que animan a alguien a jugar conllevaron a que las autoridades establecieran una tipología de perfiles de jugadores. El ministerio del Turismo, junto con el centro de drogas, distingue primero el “jugador socializado”, quien es aquel que juega para divertirse, y es capaz de detenerse cuando quiera. En segundo lugar se encuentra el “jugador con problemas”. Apuesta mucho, se controla poco y a veces tiene problemas económicos a causa del juego. Y finalmente se encuentra el “jugador patológico”, quien no tiene ningún control sobre el juego. Su vida personal se deteriora.
La atracción por el dinero fácil y la excitación que genera la apuesta son los dos elementos que marcan la diferencia entre el entretenimiento y la adicción. En lo concerniente al Centro de ayuda contra las drogas, la ludopatía está en 4º lugar en términos de personas curadas, después de la marihuana, del alcohol y de la cocaína. De 1.818 pacientes en 2006, el 12% experimentaba este deseo compulsivo de jugar, además de una excitación y de una tensión en el momento de apostar dinero. Según las estadísticas del CEDRO, la mayoría de los pacientes que padecen de ludopatía son hombres quienes oscilan entre los 25 y 35 años. No obstante estas cifras, como dice el psicólogo, “cualquier persona puede ser ludópata, no importa su contexto económico, social, de género o religioso”.
La obsesión por las máquinas tragamonedas y los casinos es un fenómeno nuevo. Y es correlativo con la evolución de los juegos de azar. “Desde hace mucho tiempo los juegos tienen algo cultural”, recuerda el psicólogo del CEDRO. Pero hoy las máquinas tragamonedas parecen sustituir a los juegos de “abuelitos”. “El hipódromo atrae a menos gente, algunos coliseos han cerrado, como en Surco o San Juan de Miraflores. Las loterías pierden importancia, son más populares los juegos tecnológicos”. Ahora con las máquinas tragamonedas la gente se vuelve mucho más pasiva. “Lo tecnológico favorece la adicción en el sentido de que no hay que hacer muchos esfuerzos. Antes, las carreras de caballos implicaban cálculos o una inversión en un caballo, por ejemplo. Con las máquinas el jugador se dice `me siento y le doy al botón”, explica Vergara.

Rojo o negro

En los casinos siempre existe un ambiente de abundancia y confort. Todo esto para incitar a jugar. Y los clientes pobres pueden jugar también, puesto que algunas máquinas funcionan con monedas. Los cigarros, la comida preparada y el alcohol son ofrecidos gratuitamente por unas meseras vestidas en mini falda, quienes se encargan de convencer a los clientes para que consuman. Y parece funcionar. Según datos recientes de un gran banco peruano, los gastos en el casino están en el 4º puesto de consumo en el total de más de un millón de clientes.
Por mi parte yo nunca había entrado en un casino. El acceso está restringido a menores y después de cumplir los 18 años, nunca tuve la ocasión de hacerlo, ya que en París, donde siempre he vivido, no hay. De todos modos, imaginaba los casinos como lugares selectivos, sólo para los que tienen los medios de jugarse su dinero. Aunque también tenía presente la imagen del casino como lugar donde suena el tin gling de las monedas cayéndose en los bolsillos de algunos suertudos.
Una noche decidí con dos amigos entrar en el universo confortable de estas salas, iluminadas por el resplandor multicolor de las máquinas tragamonedas. Elegí el Atlantic City de Miraflores, un establecimiento que ostenta un porche desmesuradamente grande, rodeada por dos artificiales cascadas de agua que dan al exterior.
Después de haber franqueado las dos puertas opacas, vigiladas por un guardia disfrazado de mago, con chistera y capa de rigor, me decepcioné al descubrir solamente filas de máquinas tragamonedas. Con los ojos clavados en la pantalla y la cara casi indiferente, unos jugadores apretaban de manera mecánica el botón del bingo. Un poco más lejos, acodados sobre las mesas de juego, había unas mujeres de edad avanzada; unos hombres de 30 ó 40 años; así como turistas con caras poco atractivas. “Huele a vicio” me dijo una de mis amigas, que al igual que yo se sentía incómoda.
En una de las mesas, un hombre jugaba black jack, uno de los juegos más sencillos. El dealer da una carta y el jugador elige si quiere otras. La meta es que el valor de las cartas alcance la cifra 21. El jugador apuesta contra el banco que pide cartas hasta llegar a 16 puntos y que se detiene en el tener 17. El más cercano a 21 gana el valor de su apuesta. En un rincón de la sala este hombre, con cara gris y rasgos de cansancio, empezaba a enfadarse por perder contra el banco. Con gesto brutal le pedía a la crupier cartas de nuevo. Esta última seguía impasible, ordenando las fichas y las cartas con destreza. Hasta que, de pronto, el jugador golpeó violentamente sobre la mesa. Había perdido siete veces seguidas, lo que es bastante raro en el black jack. Luego nos sentamos a la mesa para jugar.
Con un amigo aposté 60 dólares. Y diez minutos después habíamos ganado 10 más, lo suficiente para un debut en el casino. En otro casino también ganamos, 20 dólares esta vez. Me permitió para pagarme una entrada en un bar con música en vivo. Así pude calmar las palpitaciones de mi corazón, después de haber estado pendiente del desfile de los reyes de pica y damas de trébol durante media hora.
Después de haber regresado al Atlantic City, me di cuenta que este casino probablemente sea el único lugar en el Perú donde no se revisan los billetes ni las monedas, ya que me aceptaron una de dos soles que me habían rechazado en el supermercado y en las combis. En cuanto a los billetes de 100 soles, las cajeras los toman sin demorarse ni un segundo. Estamos lejos de las tiendas de Lima, donde los vendedores llevan a cabo un ceremonial de revisión de los billetes para cada cliente. ¡Cuántas veces me quedé boquiabierto cuando escrutaban, rascaban y estiraban un simple billete de 10 soles para comprobar que no era falso!

Jugar o ganar

En el casino El Hacienda, en Miraflores, dónde trabaja la crupiera Amelia, el ambiente es menos lujoso. Aquí la apuesta mínima es de cinco soles, es decir, poco más de un euro. La clientela se compone sobre todo por gente que quiere venir a ganar, en comparación a la del Atlantic City.
“Las mesas de juegos atraen sobre todo a los hombres de aproximadamente 40 años, mientras que las tragamonedas seducen más bien a mujeres de 50 y 60 años”, observa Amelia, crupiera en este establecimiento desde hace ocho meses. “Hay muchos ludópatas”, concluye la empleada del casino.
Entre los turistas de paso y los obsesos del juego, Amelia identifica los clientes malos perdedores. “Algunas personas no saben perder. Son sobre todos los hombres que se enfadan tirando su silla o las fichas en la cara de los crupiers. Cuando es una mujer que da las cartas, se contienen un poco más. Pero un día un cliente borracho me dijo hija de puta”.
Antes de entrar al “Hacienda”, Amelia trabajaba en el casino anteriormente situado en el todavía existente hotel Sheraton. El casino cerró hace algunos meses. “Allá venían sobre todo turistas. Había más propinas y las condiciones de trabajo eran más agradables. Los gerentes eran americanos y no nos decían empleados, sino asociados”.
En el Hacienda, administrado por unos asiáticos, las condiciones de trabajo son de menor calidad: hay más clientes, las pausas son más cortas y un miembro de la dirección siempre vigila a los empleados. Estos últimos tienen la responsabilidad de cambiar dinero en la mesa. “Somos desconfiados”, dice Amelia, antes de recordar casos de robos. “En los casinos, las relaciones con los clientes deben de ser limitadas para evitar toda complicidad. Han habido casos de crupiers que dejaban caer las fichas por el suelo, las acumulaban en sus zapatos y las daban a unos clientes para que las cambiaran”. Hoy los crupiers de casino son empleados que manejan cada noche unas sumas equivalentes a varias veces su saldo mensual. Por consecuencia, también a veces llega la tentación del robo. Pero Amelia advierte: “Es muy arriesgado. Podría perder mi trabajo por haber robado 15 soles. Y hay videos por todas partes.”
Nada que ver con el oficio original del “crupier”. Designaba, en francés, un empleado de banco que contaba el dinero. La palabra significaba en el sentido concreto, “el que se toma a la grupa”, es decir, detrás de sí en un caballo. Era un símbolo de la relación del asociado en una empresa.
A lo largo de la entrevista, Amelia reconoce que tiene planes para el futuro. Dentro de algunos meses hará un examen que quizás le permitirá trabajar en un crucero. “El ritmo de trabajo es bastante difícil, pero se alternan 6 meses de trabajo con 2 meses de vacaciones, entonces vale la pena sacrificarte”. Y quién sabe, quizás este nuevo trabajo le permita ir más hacia el norte, a Las Vegas.
Mientras, Amelia sigue trabajando diariamente en el Hacienda desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana.

Competencia

Ahí en una ocasión tuve un encuentro significativo. Me senté a una mesa de juego donde a mi lado derecho jugaba una mujer de edad muy maquillada. Y a mi lado izquierdo de repente empezó a hablarme un hombre de traje azul gris. Tenía en frente 200 soles en fichas y me dio consejos acerca del juego. Me dijo que trabajaba para el grupo hotelero Thunderbird. Las modulaciones de su acento y su pronunciación de las “ll” confirmaron que era argentino. Me dio su tarjeta que mostraba su puesto en la empresa: “security manager”, diciéndome discretamente que trabajaba para la parte casinos del grupo. Luego me enumeró los países donde había trabajado para su empresa: Argentina, Panamá y Venezuela. Ahora esta en Perú y quería estabilizarse. En efecto, su grupo acaba de invertir 43,5 millones de dólares en 2007 para la compra de una cadena hotelera peruana. “Aquí hay mucho que hacer en el ámbito de los casinos y los hoteles”, me dijo Emilio con un tono de ser experimentado en lo suyo.
La empresa Thunderbird, con capitales estadounidenses, está bien vista por el ministerio de Turismo. San Román, el director de Casinos y tragamonedas confiesa “sí queremos, en el fondo de nuestro ser, que se implementen casinos en los sitios turísticos, en Arequipa, en el Cuzco, en Chiclayo. Buscamos inversionistas sólidos como la empresa Thunderbird quien acaba de comprar los hoteles peruanos Las Américas”. Así pues, San Román proseguía: “Más que una cadena de hoteles, Thunderbird esta interesada por los casinos”.
Al someter los casinos a las mismas normas, el Estado espera que el juego de la competencia obligue algunas salas a cesar su funcionamiento. Menos maquinas tragamonedas y más casinos: es la meta de las autoridades que quieren canalizar la actividad hacia el turismo y el entretenimiento. Así, en lugar de ver incrementar el número de salas tragamonedas en las cuales los peruanos vacían sus billetera, el Estado quiere favorecer las grandes cadenas de hoteles casinos, más fáciles de controlar. Ahora bien, por el momento las licencian fueron otorgadas para un poco mas de 70 salas, es decir un 10% del total de los establecimientos. Habrá que esperar todavía uno años más para que el Perú retome totalmente el control de sus ruletas, mesas de poker y tragamonedas.

Lima, diciembre de 2007

Los vampiros de la tierra

24 de octubre.
« Periodismo y conflictos mineros ». Cuando vi los carteles del pasado coloquio en la Católica, me sentí inmediatamente atraído por este tema que comprendía dos de mis ocupaciones intelectuales preferidas: el periodismo y el activismo político. El tema de la explotación minera me hizo volver seis años atrás en el tiempo, cuando tenía dieciséis años y cuando comenzaba a descubrir la política en Francia. Leí “Germinal” de Emile Zola, que hasta ahora considero como uno de los libros que forjaron mis opiniones políticas anticapitalistas. En esta obra maestra de la corriente literaria llamada “Réalisme” (realismo), el autor nos da a conocer las condiciones de vida en las minas europeas de la mitad del siglo XIX, justo cuando empezaban a difundirse en el viejo continente las ideas de Marx y las de los anarquistas.

Siempre tengo en la mente el final de la novela: una frase visionaria de lo que iba a ser un futuro contradictorio mezclado con rebeldía social y optimismo en cuanto al mejoramiento de la condición obrera se refiere: «...los hombres empujaban, un ejército negro, vengador, que germinaba lentamente en los surcos, creciendo para las cosechas del siglo futuro, cuya germinación pronto haría estallar la tierra».Así que, cuando me sumo en las noticias de los conflictos mineros que afectan a muchas comunidades del Perú, no puedo evitar el pensar en Etienne, Catherine y La Maheude, héroes trágicos de la novela de Emile Zola.
Hoy las cuencas hulleras del norte y del este de Francia ya no existen. Se han agotado las inmensas reservas de carbón que se explotaron durante el siglo XIX; de forma que, se dejaron hectáreas de desolados paisajes ennegrecidos por las escombreras de varias decenas de metros de altura donde hasta se puede esquiar en invierno. Al contrario, por la inmensidad de sus recursos, el Perú todavía no conoce el agotamiento de sus recursos mineros. Pero ya padece de las consecuencias negativas de la explotación minera. Se habrían reportado, hoy en día, 32 conflictos entre comunidades y empresas mineras; es más, entre Enero y Junio del 2007 murieron 22 personas en accidentes ocurridos en las minas peruanas.

Por su parte, en Junio del 2006, el Ministerio de Energía y Minas del Perú reconoció que había en el país 850 casos de pasivos ambientales donde «instalaciones, efluentes, emisiones, restos o depósitos de residuos producidos por operaciones mineras constituyen un riesgo permanente y potencial para la salud de la población, el ecosistema circundante y la propiedad ». Esto es la contrapartida de que, hoy en día, el Perú sea el segundo productor de plata en el mundo, el tercero productor de estaño y el cuarto productor mundial de cobre. Cada año se produce más de 3200 toneladas de plata, 37 000 toneladas de estaño y 554 000 toneladas de cobre; además, durante los últimos treinta años se triplicó la producción de oro en el país.

Esta industria hace trabajar a 110 000 personas diariamente, y la mayoría de ellas ha sido empleada por empresas subcontratadas. Además, durante los años de privatizaciones durante el gobierno de Fujimori, muchas concesiones mineras fueron realizadas a precios subestimados, para luego ser vendidas a un precio diez ó cien veces más caro de lo que habían costado.

Por ejemplo en 1993, la mina de “Cerro Verde” se vendió a 35 millones de dólares a la empresa Cyprus Mineral. Seis años después, fue vendida por 800 millones a la empresa Phelps Dodge y según los cálculos estimados, en treinta años se habrá agotado las reservas de cobre de la mina en mención.
La explotación minera, como así se entiende a esta actividad económica, mejor denominación no podía recibir: pues se trata de explotar la tierra hasta que se colme de infertilidad. Consiste en explotar la fuerza humana hasta que quede reducida a su mínima expresión y contaminar tremendamente el medio ambiente, así como se trata también de la generación brutal y desmedida de riquezas inmensas que raramente son invertidas en el desarrollo sostenible y que condenan a la próxima generación al exilio. Dicho de otra manera, el sistema de explotación privada de las minas encarna lo peor del modelo económico actual: el cortoplacismo y el desprecio por las generaciones futuras

Un domingo

Domingo 5 de octubre. Abro un ojo y como cada manana levanto la cabeza hacia la ventana esperando que habra sol hoy.
Primera alegria de la jornada : una luz de una inhabitual intensidad se desprende de mi ventana.
Primera decepcion del dia : es normal que el cielo este luminoso ya que son casi las doce del dia.
Me levanto y pienso inmediatamente en la cita en Skype que tengo a la 1 pm con un amigo francés para que me entreviste acerca de los temas importantes de la actualidad de esta semana en América latina. Cada domingo, grabo una entrevista de algunos minutos que publicamos luego en nuestro pagina web de noticias.
Me queda entonces menos de dos horas para preparar esta entrevista, es decir encontrat tres temas importantes de la actualidad del continente y redactar unos apuntes que me guiaran durante la grabacion de la entrevista. El problema es que no he retenido ningun acontecimiento importante, no hice ningun reportaje en la semana, y somos domingo. Y como no si fuera suficiente tengo hambre asi que no tengo nada que llevarme a la boca en todos los sentidos del término. Donde diablos voy a poder encontrar noticias relevantes ?
En el periodico obviamente !
Salgo para el puestecito de la esquina donde venden periodicos pero me contestan que El Comercio se ha agotado. Misma respuesta una cuadra despues. Decepcionado, levanto los ojos hacia el cielo cuando mi mirada se pierde en las portadas de los diarios pegadas en los cristales del puesto. Me quedo atrapado por los titulos agresivos y amarillistas de la prensa « chicha ». Desde mi llegada en Lima no pude abandonar mi fascinacion por la imaginacion desbordante de los periodicos a bajo precio que colorean las paredes de las tiendas. Un titulo me llama particularmente la atencion : « INCAS ENGORDABAN A NINOS PARA SACRIFICIOS ». Normalmente son los chanchos o los gansos que estan tratados asi, para terminar en deliciosos embutidos. Una duda horrible me invade : los Incas, aquella brillante civilizacion habrian sidos canibales ? Sorprendido, compro el dicho periodico que tambien anuncia « ADIOS PROBLEMAS DIGESTIVOS Y RENALES » en letras negritas y amarillas. Sera perfecto para una amiga cuyo estomago rechaza en acostumbrase a la comida peruana.
En mi casa me doy cuenta de que los dos periodicos que compre ne me seran utiles por nada (en realidad lo sabia perfectamente pero la necesidad de informarme me dio un pretexto inesperado para comprar esos diarios). Solamente encuentro una serie de notas breves anecdoticas. En cuanto a los Incas, no eran canibales sino que alimentaban a los ninos sacrificados para honorar a sus dioses.
Una vez frente a mi computadora, abro febrilmente devenas de ventanas Internet para hurgar en los periodicos latinoamericanos en linea. Una noticia se destaca : la captura de la Reina del Pacifico. La imagen de esta narcotraficante mexicana con el cabello largo y alisado me recuerda inmediatamente la novela de Arturo Pérez-Reverte, La reina del sur.
Mis dudas se confirman : Sandra Avila Beltran, alias la Reina del Pacifico inspiro al novelista espanol para su novela. Pero la Reina de mi imaginacion de lector era casi simpatica : habia escapado a las balas de los sicarios de los carteles y se habia exiliado en Gibraltar. Y que descubro aqui : la Reina de las portadas de los diarios parece despreciativa, encabeza una tremenda organizacion financiera de lavado de dinero y anda con un traficante colombiano.
A la 1 en punto por fin sé de que voy a hablar en mi entrevista : la detencion del clan Pinochet, la imagen del FMI en América a raiz del nombramiento de Dominique Strauss-Kahn a la cabeza del organismo y la captura de la Reina del Pacifico. O sea : dictaduras, austeridad financiera y narcotrafico Mi articulo sera un concentrado de clichés sobre América latina pero ya es demasiado tarde, me esta llamando por Skype mi amigo.

En la region de Pisco después del sismo

Comunidad de Los Álamos, a 20 Km de Pisco, el 22 de septiembre. Un pico en la mano, bajo del autobús que nos trajo aquí desde la base aérea de Pisco donde hemos instalado nuestras carpas. Con un centenar de jóvenes, decidí salir un fin de semana a la región de Pisco para construir unas casas prefabricadas en las aldeas afectadas por el terremoto del 15 de agosto. La ONG Un techo para mi país encabeza los operativos
Despues de haber dejado la carretera asfaltada, nuestro autobús rodó de manera caótica durante unos veinte minutos, atravesando aldeas con casas precarias. Por la ventana pude ver rebanos de cabras esqueléticas paciendo en la hierba imaginaria de un relieve rocoso. El autobús pasó por un puente de una sola vía, encima de un río casi disecado. Aún se podia distinguir un hilo de agua que da algunas tintas vegetales al paisaje, rodeado de un lado por una cadena de montanas abruptas, grises y embrumada, y del otro por un desierto de claras dunas.
En medio de los campos de maíz, varios pueblos festejan cada año la llegada de la estación del choclo al principio de octubre. Durant esta fiesta, se hace pasteles, bebidas y todas la recetas posibles que se pueden hacer con el choclo. Este año sin embargo, aunque llega la temporada de cosechas, no habrá fiesta del choclo. El sur del Perú tuvo la desgracia de haberse encontrado muy cerca del epicentro el día de sismo de magnitud 7.9. Por consecuencia : la mayoria de las paredes de las casas se hundieron,dejando el 80% de los hogares sin techo.
Llegamos a Pisco alrededor de las 2 de la mañana en la noche del viernes al sábado. Nos despiertan a las 6 por el megáfono y la voz casi militar de los organizadores. Descubrimos el pisaje gris y seco de Pisco en un frío glacial. En algunos lugares, huecos en los muros permiten vilsumbrar unas calles vacías, silenciosas con casas bajas y destruidas. En la noche, cuando entramos en la ciudad, pude darme cuenta de la amplitud del desastre : un mes y medio después del terremoto, Pisco se parece a aquellas ciudades bombardeadas de Medio Oriente que vemos en los noticieros televisados. Montones de escombros polvorientos están alineados frente a las casa sin muros. En lugar de los pisos, grandes carpas rojas y azules alberguan a los damnificados.
Somos un centenar de personas que participamos en la reconstrucción. La mayoría son peruanos, pero también hay muchos estudiantes extranjeros : un grupo de estadounidensas, españoles, colombianos, chilenos e incluso un inglés. Cada uno tiene sus motivos por haber venido : Gonzalo, un joven ingeniero peruano recien graduado me confiesa sin vergüenza que viene a construir casas en las aldeas pobres para tener buena conciencia. Gonzalo trabaja para empresas mineras y sabe perfectamente que muchas no cumplen con el derecho del trabajo y las leyes ambientales.

Los paneles de madera y las tablas para el piso estaban ya aquí, en Los Álamos. Los organizadores nos reparten en grupos de 4 ó 5 personas en cada emplazamiento. Hemos dedicado mucho tiempo en transportar las piezas de madera (muy pesadas) y en nivelar el terreno. Una vez los cimientos de la casa hecha, hemos clavado el parqué y asemblado los paneles de madera fina para luego terminar con el techo de calamina.
A lo largo de la jornada no dejé de pensar en qué pasaría en caso de terremoto : ¿resistirían estas casas? En la ausencia de un Estado suficientemente fuerte y próspero para asegurar la seguridad de sus ciudadanos, va ganando la iniciativa de ayuda individual con todos los riesgos que compone. Estamos llenos de buena intención, pero la buena intención de reemplazar la competencia de un arquitecto o de un albañil. Cierto hay una urgencia de construir casa para los que no tienen nada, pero ¿por qué no empleamos nuestras fuerzas para edificar casas de fábrica ?
Hemos construido una decena de casas en este pueblo que cuenta con 33 familias. El aspecto de las calles ha cambiado: entre las casas cercanas unas de las otras, ahora hay pequeñas casas de madera construidas en un día, que deben ser temporales, pero que probablemente permanezcan de pie por mucho tiempo.


Lourdes y su familia para quien construimos la casa.