jueves, 10 de enero de 2008

En la region de Pisco después del sismo

Comunidad de Los Álamos, a 20 Km de Pisco, el 22 de septiembre. Un pico en la mano, bajo del autobús que nos trajo aquí desde la base aérea de Pisco donde hemos instalado nuestras carpas. Con un centenar de jóvenes, decidí salir un fin de semana a la región de Pisco para construir unas casas prefabricadas en las aldeas afectadas por el terremoto del 15 de agosto. La ONG Un techo para mi país encabeza los operativos
Despues de haber dejado la carretera asfaltada, nuestro autobús rodó de manera caótica durante unos veinte minutos, atravesando aldeas con casas precarias. Por la ventana pude ver rebanos de cabras esqueléticas paciendo en la hierba imaginaria de un relieve rocoso. El autobús pasó por un puente de una sola vía, encima de un río casi disecado. Aún se podia distinguir un hilo de agua que da algunas tintas vegetales al paisaje, rodeado de un lado por una cadena de montanas abruptas, grises y embrumada, y del otro por un desierto de claras dunas.
En medio de los campos de maíz, varios pueblos festejan cada año la llegada de la estación del choclo al principio de octubre. Durant esta fiesta, se hace pasteles, bebidas y todas la recetas posibles que se pueden hacer con el choclo. Este año sin embargo, aunque llega la temporada de cosechas, no habrá fiesta del choclo. El sur del Perú tuvo la desgracia de haberse encontrado muy cerca del epicentro el día de sismo de magnitud 7.9. Por consecuencia : la mayoria de las paredes de las casas se hundieron,dejando el 80% de los hogares sin techo.
Llegamos a Pisco alrededor de las 2 de la mañana en la noche del viernes al sábado. Nos despiertan a las 6 por el megáfono y la voz casi militar de los organizadores. Descubrimos el pisaje gris y seco de Pisco en un frío glacial. En algunos lugares, huecos en los muros permiten vilsumbrar unas calles vacías, silenciosas con casas bajas y destruidas. En la noche, cuando entramos en la ciudad, pude darme cuenta de la amplitud del desastre : un mes y medio después del terremoto, Pisco se parece a aquellas ciudades bombardeadas de Medio Oriente que vemos en los noticieros televisados. Montones de escombros polvorientos están alineados frente a las casa sin muros. En lugar de los pisos, grandes carpas rojas y azules alberguan a los damnificados.
Somos un centenar de personas que participamos en la reconstrucción. La mayoría son peruanos, pero también hay muchos estudiantes extranjeros : un grupo de estadounidensas, españoles, colombianos, chilenos e incluso un inglés. Cada uno tiene sus motivos por haber venido : Gonzalo, un joven ingeniero peruano recien graduado me confiesa sin vergüenza que viene a construir casas en las aldeas pobres para tener buena conciencia. Gonzalo trabaja para empresas mineras y sabe perfectamente que muchas no cumplen con el derecho del trabajo y las leyes ambientales.

Los paneles de madera y las tablas para el piso estaban ya aquí, en Los Álamos. Los organizadores nos reparten en grupos de 4 ó 5 personas en cada emplazamiento. Hemos dedicado mucho tiempo en transportar las piezas de madera (muy pesadas) y en nivelar el terreno. Una vez los cimientos de la casa hecha, hemos clavado el parqué y asemblado los paneles de madera fina para luego terminar con el techo de calamina.
A lo largo de la jornada no dejé de pensar en qué pasaría en caso de terremoto : ¿resistirían estas casas? En la ausencia de un Estado suficientemente fuerte y próspero para asegurar la seguridad de sus ciudadanos, va ganando la iniciativa de ayuda individual con todos los riesgos que compone. Estamos llenos de buena intención, pero la buena intención de reemplazar la competencia de un arquitecto o de un albañil. Cierto hay una urgencia de construir casa para los que no tienen nada, pero ¿por qué no empleamos nuestras fuerzas para edificar casas de fábrica ?
Hemos construido una decena de casas en este pueblo que cuenta con 33 familias. El aspecto de las calles ha cambiado: entre las casas cercanas unas de las otras, ahora hay pequeñas casas de madera construidas en un día, que deben ser temporales, pero que probablemente permanezcan de pie por mucho tiempo.


Lourdes y su familia para quien construimos la casa.

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